En el post de hoy, os hacemos una introducción a la Denominación de Origen de Ribera del Duero.
Debemos saber que es importante que el vino supere una serie de controles de calidad que sigue los estándares del Consejo Regulador. Esto se traduce en un proceso analítico, donde se estudia el vino a nivel físico, biológico y químico; además de diferentes catas para analizar los caldos a nivel sensorial y poder clasificarlos de manera organoléptica.
Rosados, tintos y blancos se obtienen con las mejores uvas de la zona. Cada variedad presenta sus propias características y vamos a ver cuáles son.
Rosado. Uno de los primeros vinos a disfrutar tras la vendimia. Su fermentación se realiza sin la presencia del hollejo con lo que el proceso de elaboración es uno de los que precisa menos tiempo. Destaca un color rosado con matices de fresa, grosella y violetas. Aromáticamente hablando, los rosados de la Ribera del Duero desprenden olores a bayas y fruta madura, muy propios de las uvas de la variedad Tempranillo. En boca se obtiene una experiencia afrutada y fresca, con un punto ácido que lo complementa a la perfección.
Tino Joven. Poco después de la vendimia, también podemos disfrutar de los caldos jóvenes de la Ribera del Duero. Son vinos que no han pasado por barrica o han estado en ella menos de un año. Son de un rojo muy intenso, con irisaciones en azules, añil, púrpura, rubí y violeta. Sus aromas son muy densos, con recuerdos a mora, frambuesa y en general a cualquier tipo de fruto del bosque. En boca es un vino muy vivo.
Tinto Crianza. Para pertenecer a esta denominación, el caldo debe pasar al menos un año en madera. Su color es rojo intenso con ribetes violeta y con un aroma que ya nos deja entrever los olores amaderados, en compañía de toques avainillados o especiados. Su sabor es muy completo y equilibrado.
Vino Reserva. Más de tres años entre madera y botella, permite que los caldos se conviertan en Reserva. Un color guinda muy profundo, caracteriza este vino que combina aromas frutales sobre maduros y toques de cuero, balsámicos y almizoles. En boca es potente y robusto, con notable persistencia.
Vino Gran Reserva. Hablamos de un vino con más de cinco años de maduración y, al menos, un par de ellos en madera. Es admirable su color rojo cereza, que puede llegar a matices de teja y granate. Un sabor a compota, con olores muy complejos, ofrece al final un vino muy equilibrado, persistente y elegante.
Como podéis ver, sí que existe una amplia variedad que permite elegir un Ribera del Duero prácticamente para cada ocasión y paladar. ¿Cuál es el tuyo?
Comentarios
Luisa Maria Garcia Repiso
Son exquisitos y maravillosos