Piel madura. ¿Cómo hacer para que nuestro rostro no pierda juventud?

Con el paso del tiempo la piel pierde parte de su grasa, se torna más delgada y comienzan a aparecer las primeras arrugas. Además, es normal la aparición de manchas. Otro aspecto de la piel madura es la pérdida de elasticidad y la aparición de un tono más apagado y una textura más áspera y rugosa de la piel.

El envejecimiento de la piel será más rápido y evidente si la hemos sometido a largas exposiciones a los rayos UV, si se ha fumado, si se padece alguna enfermedad crónica y, por supuesto, si no hemos llevado una buena hidratación a lo largo de los años. Aun así, nunca es tarde para controlar al envejecimiento prematuro y, con una serie de rutinas y pautas, es posible lograr que la piel no pierda juventud.

Cuidados de la piel madura

Los aspectos básicos a cuidar para mantener el buen estado de la piel, independientemente de la edad, son la hidratación, la nutrición y la protección. Vayamos punto por punto para despejar cualquier duda.

Hidratación

Uno de los problemas más habituales que presenta la piel madura es que provoca comezón si no está correctamente hidratada. Toda piel con los niveles de hidratación adecuados mantendrá a raya la picazón.

Ante cualquier molestia de la piel es recomendable aplicar una loción o crema hidratante que restaure sus niveles de hidratación. Si la comezón es tan grande que no queda más remedio que aliviarla físicamente, es mucho mejor frotar la zona afectada suavemente con una toalla antes que rascarse con los dedos y uñas. Hay que evitar a toda costa la formación de pequeñas heridas en la piel madura, mucho más sensible que la joven ante estos estímulos y con peor capacidad de recuperación.

Además de las cremas hidratantes y lociones, para lograr mantener correctamente hidratada la piel se deben ingerir al menos 2 litros de agua al día, emplear jabones o geles suaves a la hora de la ducha o el baño, hacer uso del agua templada en vez de caliente a la hora del baño, evitar pasar largos ratos en espacios muy secos y; por supuesto, no fumar.

Nutrición

Independientemente de la edad que tengamos, siempre que tengamos una alimentación equilibrada y sana, nuestro buen estado de salud general quedará claramente reflejado en el estado de nuestra piel.

Por norma general, según nos hacemos mayores perdemos apetito. Esto no debe ser impedimento para que sigamos alimentándonos de la manera correcta. Quizá haya que ingeniárselas para que los platos nos parezcan más apetitosos y consideremos la comida como un placer y no como una obligación.

Lo importante es que sean comidas ligeras, equilibradas y de fácil absorción. Si, además, incorporamos más frutas y verduras, contribuiremos enormemente a mantener la piel en mejor estado.

Protección

Seguramente ya estéis al tanto de que los efectos perjudiciales de los rayos UV son acumulativos. Esto quiere decir que, cuantos más años hayamos cumplido, mayor probabilidad tiene la piel de padecer los síntomas característicos de la exposición solar. Es más, tanto la exposición a los rayos del sol como los climas cálidos y secos contribuyen enormemente a la deshidratación de la piel, factor que perjudica seriamente la piel madura o senior.

Es de lógica que, para que la piel del rostro se mantenga sana y joven el mayor tiempo posible hay que exponerla lo menos posible al sol. Esto no quiere decir que no tomemos el sol nunca más. Si bien los rayos UV pueden resultar perjudiciales si nos exponemos demasiado a los mismos, es gracias a ellos que nuestro cuerpo sintetiza ciertas vitaminas sin las cuales no podríamos sobrevivir. Es decir, hay que exponerse al sol en su justa medida.

Eso sí, cada vez que nos expongamos al sol, será mejor hacerlo bajo el efecto de las cremas solares con alto factor de protección.

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