Agua de Rosas: de la antigua Constantinopla hasta nuestros días

Si bien el origen del agua de rosas sigue siendo un misterio, son varias las fuentes que afirman que proviene del Cáucaso o de las costas del Caspio, lugares donde abundan estas flores. Sea como sea, lo que sabemos a ciencia cierta es que esta preciosa planta se ha propagado por todo el planeta, aclimatándose especialmente en las zonas templadas, lo que nos ha venido de perlas para sacar provecho de todos sus beneficios.

También conocido como sirope de rosas o Gulab Jal, el agua de rosas no es más que el hidrosol o producto obtenido tras la destilación de los aceites esenciales y otros compuestos de los pétalos de las rosas. Desde la antigüedad hasta nuestros días, este destilado se emplea en la obtención de aceites para la elaboración de perfumes, saborizantes alimenticios y activo en productos farmacéuticos y cosméticos.

Fueron los turcos quienes, desde el siglo X, comenzaron a elaborar el agua de rosas como la conocemos hoy en día. Por suerte para nosotros, en la actualidad podemos conseguir esta agua perfumada prácticamente en cualquier sitio.

Nunca dejan de sorprenderme la cantidad de propiedades beneficiosas que aporta el agua de rosas en el cuidado de la piel.

Agua de rosas, ¿Sabías que…?

• Mejora la circulación sanguínea en los capilares, con lo que nos ayuda a reducir la aparición de arañas vasculares.
• Equilibra el pH de la piel.
• Calma, hidrata, suaviza, tonifica y revitaliza la piel.
• Es antioxidante con lo que también ayuda a proteger a las células de las agresiones.
• Tiene capacidad antibacteriana por lo que ayudará a los tratamientos para combatir el acné.

Teniendo en mente estas propiedades, no es de extrañar que me haya hecho fiel de la Loción Tónica Refrescante de ESDOR a base de agua de uvas y rosas. Además de dejarme la piel súper fresquita y limpia al desmaquillarme, literalmente os puedo decir que noto mi piel más confortable tras la limpieza, menos tirante y además, me deja la piel perfecta para el producto que aplique a continuación, ya sea la crema hidratante, el sérum o el aceite.

Además, el aroma me encanta. No hay nada como cuidarte con cosméticos de base natural que desprenden un olor tan bueno y característico. Es muy fácil identificar qué productos son los que uso. Si huelen bien, a fragancias naturales, son los míos.