Al igual que ocurre con el resto del cuerpo los masajes faciales te ayudan a combatir la flacidez de facciones, arrugas y líneas de expresión. El paso del tiempo es inexorable y, a partir de los 30 años, si no ejercitamos el rostro la piel comenzará a perder elasticidad y la grasa se irá acumulando bajo la barbilla y en la zona de los pómulos.
Es más, si no sometemos la piel del rostro a estiramientos suaves y contracciones, perderá colágeno rápidamente y las temidas arrugas harán su aparición mucho más rápido de lo que podáis imaginar.
Los masajes faciales también son idóneos para estar más guapa pues nos ayudan a relajar los rasgos crispados por el cansancio, recuperar el tono de piel saludable, deshinchar los ojos y activar la microcirculación para que no nos aparezcan ojeras.
Si tienes tiempo, el momento perfecto para hacerte un buen masaje facial es por las mañanas para salir a la calle con una cara radiante. Ahora bien, si eres como yo, que al despertar para ir al trabajo te levantas con el tiempo justo de lavarte e hidratarte la cara, tomar un café y poco más, mejor deja la hora del masaje para la tarde… y aprovecharás las horas de sueño para rentabilizar los efectos de la frotación con tu tratamiento cosmético nocturno habitual.
Masajes faciales, ¿cómo se realizan?
Aprender a darse correctos masajes faciales es fundamental. Antes de nada debemos advertir que, aquellas con pieles acneicas debéis absteneros de masajear el rostro, pues con la fricción solo conseguiréis irritaros la piel, empeorar el estado del acné e incluso favorecer la proliferación bacteriana.
El primer paso consiste en lavarse bien las manos y la cara además de haceros con una buena crema untuosa o aceite adecuado para vuestro tipo de piel. Pon unas gotas del aceite o la crema en la palma de la mano y caliéntalo antes de lanzarte a la aventura de aplicarte técnicas de digitopuntura faciales.
Para conseguir la relajación de los ojos cansados comienza con un tamborileo suave de las yemas de los dedos en las sienes y el contorno de ojos. Después pellízcate las cejas con suavidad desde el entrecejo hacia afuera. A continuación, presiónate en lo alto de la nariz, cerca del lagrimal, con la yema de los dedos índice. Por último, date masajes digitales con la yema del dedo anular (el que menos fuerza tiene) en la dirección de la ceja.
Para relajar los rasgos crispados recuerda que los movimientos siempre deben ser de dentro hacia fuera y de abajo hacia arriba, controlando la respiración al aplicar la crema para favorecer la correcta circulación de la sangre. Obtendrás un buen tono de piel pellizcándote la línea de la mandíbula desde la barbilla hacia las orejas. Termina el masaje en la frente, pasando los dedos suavemente de un lado a otro sin tirar de la piel… ¡es súper relajante!
Si queréis seguir mi ejemplo y daros el masaje facial de noche, os recomiendo que probéis a hacerlo con el Aceite de Fruta de la Pasión y Uva de ESDOR. Hidrata y nutre como ningún otro aceite que haya probado ni deja sensación grasa, algo que realmente me incomoda.
Comentarios
Diana
Sin dudas sabes del tema, excelente aporte.
Nuria Macías García
Tomo nota para dar un buen uso a mi aceite de Fruta de la Pasión y Uva, que además tiene un aroma fantástico.
Marisa García Sánchez
Ohhhh que relax!Fantástico ,gracias!
Luisa Maria Garcia Repiso
Tiene que ser una maravilla.