En este blog os hablamos mucho de radicales libres y estrés oxidativo pero, ¿sabéis qué queremos decir con ello? En este post os contaremos todo lo que debéis saber sobre este tema y cómo controlaremos en cierta medida estas reacciones oxidativas, para que nuestras células no terminen deteriorándose en exceso.
En primer lugar, debéis saber que no es necesario eliminar por completo la presencia y la acción de los radicales libres en todo nuestro cuerpo. En muchos aspectos estos átomos y moléculas funcionan de manera positiva para nosotros. Un ejemplo sería su implicación en la mediación de la respuesta inmune o su actividad como neurotransmisores.
Hay que tener en cuenta que estas moléculas son una consecuencia normal de la actividad de nuestro cuerpo. Pero cuando se producen demasiados o le sumamos los que proceden del exterior, acaba causando daños a las estructuras celulares de nuestra piel. Del exterior pueden provenir de los efectos derivados del sol, campos electromagnéticos o de la polución continuada a la que estamos expuestos, ya que muchos contaminantes pueden convertirse ellos mismos en radicales libres dentro del cuerpo.
En resumen, es importante tener claro que el estrés oxidativo aparece cuando se rompe el equilibrio entre la formación de oxidantes (radicales libres, especies reactivas de oxígeno o nitrógeno, metabolitos reactivos…) y la capacidad de defensa antioxidante de las células. Y todo esto causa un deterioro en las células, acelerando el envejecimiento y los signos de la edad.
¿Por qué debemos prevenir el estrés oxidativo en nuestra piel?
Aunque la piel es el órgano más “atacado” por el estrés oxidativo al estar mucho más expuesto, también afecta a otros órganos. Y por eso, además de la sintomatología derivada de la muerte celular de nuestra piel, el estrés oxidativo también conlleva otras consecuencias para la salud, al fomentar los procesos inflamatorios en todo nuestro cuerpo.
Además del envejecimiento prematuro, problemas como la hipertensión o cardiopatías, también dependen de la inflamación agravada por el estrés oxidativo. La cosa no para aquí, puede afectar a cuestiones tan distintas como la memoria, los problemas en las articulaciones o, incluso, la fibromialgia.
¿Cómo defendernos del estrés oxidativo?
Para conseguir combatir los efectos nocivos del estrés oxidativo es fundamental que dispongamos de una buena cantidad de antioxidantes. Una dieta equilibrada aportará los minerales y las vitaminas necesarias para que las células no se vean dañadas. En algunos casos, necesitaremos de suplementos alimenticios.
En ESDOR somos conscientes de la importancia de mantener a raya los efectos del estrés oxidativo. Por ello, además de los cosméticos y tratamientos anti-aging para la piel, ponemos a vuestra disposición el Complemento alimenticio Antioxidante de la gama Vid Perfection.
Esta caja con 30 cápsulas contiene en su formulación extracto de uva, vitamina C, Zinc y Selenio y contribuye a la formación normal del colágeno. Tómalas durante todo el año junto a tu tratamiento ESDOR habitual o como tratamiento de cura intensivo durante al menos 3 meses en periodos puntuales en los que tu piel esté apagada o estresada.
Pero aunque la alimentación es muy importante para contrarrestar el estrés oxidativo, tanto a nivel interno como en nuestra piel, existen actividades complementarias que nos ayudarán a estar en forma. Por ejemplo, hacer ejercicio moderado de manera rutinaria ayuda a que los niveles de antioxidantes sean óptimos de una forma natural. Pero no os volváis locos con el ejercicio! ya que un esfuerzo excesivo durante largos periodos puede tener la acción contraria.
Comentarios
eva
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